AUTORIZACIÓN PARA PODER ABRIR LUCERAS
Antiguamente no se acudía a los notarios como hoy en día. Muchas veces bastaba con el trato de palabra y el apretón de manos para sellar un contrato. Otras veces, para asuntos de más enjundia, un documento escrito y firmado por ambas partes, respaldado por un par de testigos era suficiente para dar valor al contenido del mismo. Esta era práctica muy habitual en las compraventas de fincas o bienes inmuebles. Estos documentos tenían el mismo valor que las actuales escrituras de compraventa.
El siguiente documento recoge el consentimiento que un vecino de Humada otorga a otro para que abra luceras en una pared que linda con un corral de éste último.