RUTA YEGUAMEA
Este bello paraje se encuentra enclavado muy cerca del pueblo burgalés de Fuenteodra y cerca, asimismo, del nacimiento del río Odra, localizado en la fuente de la Magdalena perteneciente al pueblo de Rebolledo Traspeña.
Esta zona, configurada por un gran circo o anfiteatro de terrenos calcáreos, donde, debido a un proceso kárstico, se han originado una sucesión de surgencias que originan fuentes, rápidos, ollas o marmitas y cascadas típicas del paisaje kárstico. Nos encontramos con un claro ejemplo de una red de interconexión de la capa freática en las entrañas de la meseta de La Lorilla. El conjunto de todos estos manantiales configuran el nacimiento del Odra.
Es particularmente interesante la cascada de Yeguamea, que mana violentamente desde una pared lateral, flanqueada a ambos lados por dos surgencias de menor caudal conocidas como los potrillos. Es una pena que, por su carácter intermitente, no podemos disfrutar de ella todo el año, manifestando toda su belleza en época de lluvias abundantes, de nieve o deshielo.
Imprescindible acercarnos a la fuente Manapites, también condicionada por las lluvias y nieves, donde brota el agua de forma que parece hervir. Este fenómeno hace que las piedras angulosas, al erosionarse, se transformen en pequeños cantos redondeados y finos, conocidos en la zona como “pites”. De ahí el nombre de Manapites.
También debemos tener en cuenta otros accidentes geológicos muy próximos como el “pozo del Corral”, el “pozo de las Aceites” y la fuente de la Magdalena, abundante manantial que surte de agua a los vecinos de Rebolledo Traspeña y Fuenteodra y lugar de nacimiento del río Odra como hemos indicado anteriormente.
CUÁNDO IR
Se aconseja realizar esta ruta en invierno o principios de primavera después de una época de lluvias. El agua de lluvia, tras filtrarse en toda la superficie de la meseta de la Lorilla, rebosa formando cascadas. Éste es el motivo de su intermitencia y el de por qué es importante escoger bien la época de realización de esta ruta para así poder disfrutar plenamente de su belleza. En primavera podemos disfrutar tanto del agua como del mosaico florístico que la vegetación de la pradera nos brinda. La ruta presenta alguna dificultad en la parte superior de Yeguamea por lo que hay que hacerla con cuidado y un calzado que no resbale.
CÓMO LLEGAR
Para llegar al pueblo de Fuenteodra, tenemos dos posibilidades: a través de Villadiego-Sotresgudo hasta Humada o por la carretera de Aguilar de Campoo desviándonos en Talamillo del Tozo hasta Humada. Desde Humada tomamos la carretera que nos lleva a Fuenteodra cuyo indicador está perfectamente señalizado.
FUENTEODRA
Fuenteodra es uno de los núcleos de población diseminados por el valle de Valdehumadas que conforman el hábitat de la zona y que tienen las características propias de un pueblo de montaña. Su nombre nos indica claramente que es donde nace el río Odra. Formado por casas de piedra con patios interiores y grandes corrales. Entre las casas, aún podemos ver el potro donde se herraban las vacas, los hornos comunitarios donde se hacía el pan y, desde cualquier punto del pueblo, la mole de su iglesia renacentista dominándolo todo. Lo primero que podemos observar, en las inmediaciones del pueblo, son las praderas y huertas en su mayoría ya abandonadas, limitadas por paredes de piedra de sillarejo. Era tradicional el cercar pequeñas parcelas, cercanas al pueblo, con una pared de piedras superpuestas pero sin argamasa.
ITINERARIO
Un poco antes de llegar a Fuenteodra, desde la carretera, mirando hacia la derecha ya podemos divisar, al frente la cascada de Yeguamea, que brota de la pared rocosa en época de lluvia, nieve o deshielo. Tomamos a la derecha, un camino de concentración que cruza la carretera. Una nave ganadera, situada a borde del camino, nos sirve de orientación.
A la izquierda por el centro del valle discurre impetuoso y de aguas cristalinas el río Odra. Ya antes de llegar a las paredes rocosas, veremos cómo desde el hueco de la parte superior de una pared, cae una cascada y oiremos el estruendo del agua al chocar contra el suelo, es la cascada de “Yeguamea”.
CASCADA YEGUAMEA
Seguimos avanzando por este camino y tras una corta ascensión vemos ante nosotros el anfiteatro en en cual aparece la cascada de la Yeguamea, que es espectacular ya que surge como un chorro de la misma roca, aunque sólo en épocas de deshielo o lluvias fuertes o prolongadas. Podemos observar, a ambos lados de la cascada principal otras dos de menor caudal, son los “potrillos”. Para apreciar mejor la belleza de este singular paraje dejamos el camino y nos acercamos a la cascada.
Para disfrutar del momento que nos brinda, pasando por detrás de ella pegados a la roca. El único inconveniente es que cuando sopla el viento hay que pasar deprisa y aún así podemos mojarnos un poco. El ruido del agua al chocar con la roca del suelo es impresionante y sobrecogedor.
FUENTE MANAPITES
Ascendemos y, de nuevo, retomamos el camino que habíamos dejado. Atravesamos un corte natural hecho por la erosión del agua y por el que se sube hasta la Lorilla y que servía de comunicación con el valle de Valdelucio. Dejamos el camino y giramos hacia la izquierda bordeando la cascada por su parte superior para dirigirnos a la fuente Manapites. Esta zona, aunque posee senderos bien delimitados, en días de lluvia, nieve o hielo, puede ser peligrosa pues corremos el riesgo de resbalarnos por lo que es conveniente extremar las precauciones y llevar un calzado adecuado y no acercarnos demasiado al borde del precipicio.
Seguimos caminando teniendo el río Odra a nuestros pies hasta llagar a la fuente Manapites, surgencia intermitente que mana en invierno y primavera. Su nombre viene porque mana “pites”, es decir, cantos rodados de pequeño tamaño. Esta característica se debe a la fuerza con que sale el agua cuyos borbotones mueven las piedras más pequeñas del fondo y al cabo del tiempo, por erosión, suaviza sus caras formando cantos redondos y finos conocidos como “pites”. Debajo de “Manapites”, vemos cómo el agua se precipita y cae en el “Pozo de la Olla”, con formas típicas de la erosión producida por el roce de las piedras.
POZO DE LAS ACEITES Y POZO DEL CORRAL
Siguiendo aguas arriba llegamos al “Pozo de los Aceites”, llamado así por el color verde aceitoso del fondo, desde donde vemos como se precipita el agua desde arriba. Si se pone atención, se puede ver en el cauce del río la huella del caballo de Santiago Apóstol y de su cachaba. Según la tradición local parece ser que también pasó por estas tierras. Desde este punto, sale un camino a la izquierda que atraviesa esa zona llamada “Cervigadero”.
Siguiendo aguas arriba, hay una bifurcación del río; la de la izquierda, apenas lleva agua más que en época de crecida. Se sube por la ladera para seguir este cauce y vemos en la zona baja una chopera y el “Pozo del Corral”. Esta zona de continuas cascadas y pequeños pozos labrados en la roca, e incluso cuevas y galerías hundidas, ha dado origen a numerosas leyendas como la ya citada que cuenta que una gigantesca serpiente vivía enrollada en el “Pozo del Corral” y fue Santiago Apóstol quién acabó con ella.
Otro aspecto a tener en cuenta es que en esta zona encontramos gran cantidad de fósiles marinos lo que nos indica que en épocas pasadas estos terrenos estuvieron sumergidos bajo las aguas marinas.
Retrocedemos mientras volvemos por dónde hemos ido subiendo y volvemos a ver alguna de las cascadas por las que hemos pasado: cascada sobre el Pozo de las Aceites y Pozo del Corral y seguimos por el camino de la derecha, cerca del depósito de agua para llegar al pueblo por detrás de la iglesia.
FUENTE
http://sendasdeburgos.blogspot.com.es/2014/11/fuentes-del-odra.html
http://tierrasdeburgos.blogspot.com.es/2014/04/escultura-del-agua-nacimiento-del-odra.html
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