Reseña en un periódico de la época sobre la actuación artístico-literario-teatral, llevada a cabo por los niños y jóvenes de Humada en las Navidades de 1.934
Trabajos literarios de autores de Humada
Reseña en un periódico de la época sobre la actuación artístico-literario-teatral, llevada a cabo por los niños y jóvenes de Humada en las Navidades de 1.934
La escritora Rebeca Calvo dedica su segunda novela a la reina Berenguela, fallecida en Las Huelgas en 1246 • El aborto y la Sábana Santa completan el hilo argumental
La autora de ‘El fantasma del Corral de la Pacheca’ presenta el libro el viernes en Santiago Rodríguez.
diariodeburgos.es
I.L.H. / Burgos
Es la abuela de Alfonso X, la madre de Fernando III el Santo y la primogénita de Alfonso VIII, por nombrar tan solo a tres miembros de su árbol genealógico. Berenguela I de Castilla, conocida también como la Gran Berengaria, asumió el trono castellano en 1217 y fue reina consorte de León entre 1197 y 1204.
Por las políticas matrimoniales de la época, las intrigas palaciegas y las muertes prematuras, sobre la reina Berenguela, enterrada en el monasterio de Las Huelgas, circula una leyenda negra que le atribuye la muerte de su hermano Enrique, a los trece años, para quedarse con la corona. Sin embargo al poco de tomar posesión como reina en el año 1217 abdicó a favor de su hijo Fernando III el Santo. Pese a que no quiso ser reina, Berenguela actuó como consejera, interviniendo en la política del reino de forma indirecta.
Por éstas y otras razones, la figura de la Grande de Castilla llamó la atención de Rebeca Calvo, una autora interesada en las mujeres que han sido reinas (prepara un trabajo sobre el tema) y en las novelas históricas. La figura de esta reina que vivió en el Burgos medieval del siglo XII le cautivó también por su relación con la provincia, ya que Rebeca Calvo se crió en tierras burgalesas aunque sus orígenes y residencia actual están en Madrid. «Hay muy poco escrito sobre ella. Pero de lo que hay se desprende que era una mujer muy sensata, diplomática, inteligente y amante de la cultura. De todas formas la reina Berenguela no está en el lugar que le corresponde, aunque es algo que pasa con la mayoría de las reinas», afirma la autora de El fantasma del Corral de la Pacheca.
La mujer y la religión
En cualquier caso y aunque La Gran Berengaria centra la segunda novela histórica de Rebeca Calvo, no es el único pilar de su argumento. El origen y la veracidad de la Sábana Santa y el aborto, dos temas relacionados con una indulgencia que otorga la Iglesia a las mujeres que peregrinan a Turín, están también presentes en el libro.
Para entenderlo, o al menos para saber por dónde van los tiros, basta leer la declaración de principios que la escritora narra en el apartado de desagradecimientos: «No tengo nada que agradecer a todos aquellos que me han puesto zancadillas a nivel personal y de forma genérica por ser mujer. Entran en este apartado todos los dirigentes de cualquier religión que en el mundo son o han sido. A pesar de sus buenas palabras sólo han entorpecido el caminar de la mujer por la vida».
El libro de La Gran Berengaria, en el que se novela la biografía de la reina de Castilla a partir de un becerro encontrado en una ermita burgalesa, licencia literaria de la escritora, se presenta el viernes en la librería Hijos de Santiago Rodríguez. Rebeca Calvo acudirá al establecimiento de la Plaza Mayor para firmar ejemplares de su obra y charlar con los lectores a las 18:30 horas.
Julio Pérez Cuesta, periodista, ha sido Redactor Jefe de “El consultor de los Ayuntamientos”, escribió en la década de los cincuenta del siglo pasado el libro “Parece Cuento”, donde, según su propia opinión, recoge “sencillas y amenas costumbres castellanas narradas en novela rosa”.
Para explicar la desaparición del lugar de S. Quirce ha ideado un argumento novelesco dotado de gran realismo.
Escribe el propio autor en el prólogo de su obra “Parece Cuento”: “Para explicar de algún modo la desaparición de S. Quirce, sobre cuyo solar pisé muchas veces cuando joven, concebí la idea de escribir un cuentecillo de color de rosa; pero luego, contra mi voluntad, empujado por los propios personajes que yo creé, el trabajo resultó largo para cuento …
El benévolo lector es posible que crea adivinar historia donde sólo haya fantasía, y al revés …”
Madrid, 15 de marzo de 1.955
Portada del libro “Parece Cuento”
-PARTIDO DE VILLADIEGO
Julio Pérez Cuesta hace un recorrido por los pueblos del partido judicial de Villadiego en forma de versos escritos en el año 1.953.
Prosa que cae en verso
DINTEL
Como no vais a escuchar
a un poeta sino a un lego
nada tiene que extrañar
que no queráis esperar
y toméis “las de Villadiego”
PRIMERA PARTE
En el pórtico de Villadiego
Las montañas y los ríos
los bosques y las mesetas
inspiran a los poetas
en su artístico albedrío.
Las cañadas y llanuras
los picachos y praderas
los valles y las alturas
los sotos y las riberas.
Los caminos y senderos
los chopos y robledales
las vegas y los trigales
de las musas son veneros.
Las yuntas y las carretas,
al tiempo que viene el día
elevan a los poetas
en alas de fantasía.
Las aldeas y las villas
con sus calles y plazuelas
los mozos y las mozuelas
los chiquillos y las chiquillas.
Los rebaños que regresan
meneando las esquilas
son bellezas que embelesan
y entran por las pupilas.
El tañido de los cuernos,
la cellisca en las ventanas
que azota por las mañanas
el cierzo de los inviernos.
Las flores de primavera
en las lindes y en los prados
que alfombran de mil maneras
los caminos y sembrados.
Y las rosas entreabiertas
y las hojas que se forman
y las aves que retoman
tan bulliciosas e inquietas.
Convidan a la alegría
y ofrecen horas de calma
y por la bella policromía
deja extasiada el alma.
Aprieta el sol de Castilla
¡Cuál prometen los frutales!
Ya sazonan los trigales
y se prepara la trilla.
Los zagales canturrean
para espantar la galbana
y a las yuntas vapulean
bajo el sol que las aplana.
Contempla el agricultor
el colmo de sus graneros
cual fruto de sus desvelos
y premio de su sudor.
Un claroscuro no está lejano
y como la noche sucede al día
viene el otoño tras el verano
con su perpetua melancolía.
Y así soñando, soñando llego
aqueste pórtico que yo quería
y así penetro en la geografía
de mi partido de Villadiego.
SEGUNDA PARTE
En el partido de Villadiego
Pequeño río llamado Lucio
no da corriente mas no te asombre
porque se gasta para dar su nombre
al ancho valle de Valdelucio.
Con escaseces el Lucio riega
y se entretiene en alguna presa
va murmurando y al cabo llega
a darse un beso con el Camesa.
Vegas y prados el valle tiene
con que mantiene ricos ganados
mas otro impulso por arbolado
a buen seguro que le conviene.
Las buenas gentes no se percatan
del beneficio de la arboleda
y con el trigo y muchas patatas
esos labriegos conformes quedan.
No hay monumentos extraordinarios
ni en arte existe ningún detalle
si bien se cuentan en todo el valle
no menos de trece campanarios.
Hay una ermita de cierta fama
allá en Pedrosa junto a Arcellares
que el vecindario devoto aclama
y a la que eleva sus pesares.
Muchos exvotos no poco oscuros
son testimonio de los fervores
que la santina trocó en favores
y hogaño adornan aquellos muros.
Es de la Vega la romería
de aquellos valles la más hermosa
muchos romeros, mucha alegría
la fiesta han hecho la más hermosa.
Deportes viejos que no se estilan
pasar los bolos y echar la barra
se impone el baile y también la jama
que aquellos mozos hogaño empinan.
También al norte se encuentra el Tozo
con Basconcillos por cabecera
con poca cosa para un esbozo
todo lo bello que yo quisiera.
En el Tozo se cuentan ocho lugares
Hoyos y el centro, que es Basconcillos,
San Mamés y Prándanos con Talamillo,
Trashaedo y Barrio con Arcellares.
Es Basconcillos pequeña aldea
con una iglesia y con una hermita
con gente alegre que no escasea
y más tabernas que necesita.
Tiene dos ferias, si no me engaño,
por ser el centro de la comarca
y a cierto radio su nombre abarca
el par de fiestas durante el año.
Ciertas razones muy singulares
nostalgia ponen en estas notas
y me recuerdan estos lugares
cosas con vida siendo remotas.
Peatón que cruzas por la Lorilla
que es una lora de poca monta
vete con calma, la vista pronta
contempla absorto la maravilla.
De un nuevo valle que se aparece
si el cielo aquel nada lo empaña
verás lo bello que se te ofrece
la agreste mole de Peña Ulaña.
Que allí se empina como un vigía
de las entradas y las salidas
en ese valle de Valdehumadas
que yo presiento en la lejanía.
Siete lugares tiene el concejo
gente labriega, los vecindarios,
y este detalle que nunca dejo
ya que me encantan los campanarios.
Fuenteodra tiene grandes campanas
muy armoniosas y sonoras
cuyos ecos transmiten a varias horas
desde el Angelus por las mañanas.
Allí nace el Odra, por “Cantalgallo”
y apenas adquiere seria corriente
cuando se torna pobre vasallo
del río Pisuerga por San Llorente.
Éntrase el Odra, por cauce angosto,
donde se estudia, si viene a mano,
si el cauce es apto para un pantano,
llevando el cauce hasta Congosto.
Adiós Humada y los Ordejones
Fuencalenteja con San Martín
pues que me apuran graves razones
para encontrarme con Villamartín.
Allí, en presencia de sus casucas
y masa arbórea que le circunda,
algo medito con emoción profunda
desdeñando cosas en realidad caducas.
Iglesia linda que al mirar me abismo
como que guarda lo que yo más quiero
lo que estimo tesoro de mi bautismo
y la fe de la infancia que yo venero.
Pórtico bello de las tres arcadas
yo te quisiera como fuiste antaño
por ti protesto del reciente daño
¡malhayan sean las feísimas fachadas!
Que matan la luz y hieren la armonía
de un pórtico bello casi sin igual
que imita en conjunto la simetría
del pórtico hermoso de Sandoval.
Campanas de bajo, atiplados esquilones
arco de estilo de torre castellana
dan a los ecos de la grande campana
notas de cielo y unción de oraciones.
Toca la campana cuando raya el día
sus ecos sonoros son la voz de Dios
y siempre que toca se oye el fervor
con que todos rezan el Ave María.
Altura rocosa, señora que imperas,
pétrea montaña, gigante atalaya,
yo te recuerdo de mil maneras
cumbre imponente de Peña Amaya.
Se ve el Pisuerga, que parece un mar
muchas montañas, muchos poblados,
terrenos yermos, páramos pelados,
esbeltas torres y la paramera de Melgar.
Patrono del pueblo es San Martín
pero es el Corpus la fiesta mayor
turnando las fiestas con Villamartín
Rebolledo y Fuenteodra, según tradición.
Se ven devotas y alegres caras
despliegan al aire morados pendones
encabezando airosos las procesiones
que presiden justicias con sendas varas.
Cohetes y bombas los aires atruenan
volteo de campanas que giran veloces
tambores y gaitas acordes resuenan
y el clero entona litúrgicas voces.
Cada año celebran con pueblos lindantes
en lo “comunero” fiestas pastoriles
allá en la pradera y pagos cerriles
donde los pastores retozan campantes.
Allí es el bullir y el alegre yantar
no siendo rara la cómica nota
tocando la gaita que hacen hablar
tirando de firme del porrón y la bota.
Abundan los piropos y chicoleos
hacen las zagalas como que enrojecen
los rabadanes como que enloquecen
así en toda la siesta siguen los jaleos.
Sestean en San Quirce y sus confines
y hacen cambalaches con los cencerros
incitan las peleas con los mastines
y luchan jabatos, novilos y becerros.
Vamos a Amaya, pequeña villa
con mucha leyenda y brillante historia
que nos dejaron una auténtica memoria
de algún pasado de maravilla.
No existen blasones ni pergaminos
en los archivos de su concejo
que guiarnos puedan en los caminos
para hallar lo noble entre lo viejo.
Del famoso castillo ni piedras quedan
no corren historias ni tradiciones
tampoco hay leyendas ni cronicones
que con sus apuntes alumbrarnos puedan.
Tiene el castillo un romance viejo
del que se ignora su melodía
en su leyenda se observa un dejo
rancio y orlado de fantasía.
Dime castillo, castillo de Sasamón
¿Quién tus almenas y tus torres abatió?
El castillo de Amaya no pudo más que yo
pues sólo los siglos abatieron el peñón-
Antigua ciudad, hogaño pequeña villa,
iglesia bella que airosa remata
con otras muchas, en esta Castilla
que honores merecen de colegiata.
Adiós, mi pensamiento veloz recorre
otro concejo de seis lugares
con casas y cosas todas vulgares
nombrado hemos Rebolledo de la Torre.
Necesito aclarar este pensamiento
antes que la idea de mi mente se borre,
un pórtico tiene, que es un monumento,
la magnífica iglesia de Rebolledo de la Torre.
Montes pelados, gargantas y castros
que desde el Collado llegan a Villela,
tocan Castrecías y la Rebolleda
y pasan de Valtierra por el Albacastro.
Hemos de abreviar el itinerario
no haciendo otra cosa para terminar
este raro croquis un tanto arbitrario
que nombrar los pueblos todos al pasar.
Partamos de San Quirce a Sotovellanos
guiando los pasos por la carretera
que es por su importancia casi de primera
a Cuevas tendremos como de la mano.
Sigue la ruta, viajero que no desmaya,
toparás con Salazar antes que Sotresgudo
y dejarás a Puentes de Amaya
cual metido en un embudo.
Ya pasamos por Sotresgudo y estamos en Sandoval
¿por qué “de la Reina” es esta villa?
Porque en la historia “buen vasallo es Castilla”
por eso de Sandoval quiso ser a la reina leal.
Allende el Pisuerga hay Castrillo
con su Hinojal de agregado
castro no tiene ni se conoce castillo
ni tampoco Zarzosa que campa a su lado.
Llanura que a tierra de Campos raya
abajo de Sotresgudo, Barrio de San Felices,
con su anejo, Cañizar de Amaya
si no incurriere en geográficos deslices.
A poco que sigamos toparemos con Guadilla
extraña toponimia que dicen de “Villamar”
Guadilla no tiene río y está lejos del mar
vaya un “Villamar” que no tiene mar y es villa.
En pasando Guadilla y su terreno más hondo
Santa María tendremos con su anejo Tagarrosa
sin que olvidemos el lugar de Rezmondo
en esta planicie con sus trigales hermosa.
Y narrando de prisa con escaso aliño
encontramos Villaizán y también Villamayor
sin que sepamos de fijo y la razón
es este sobrenombre que dicen Treviño.
Otra vez el Odra aparece y Villanueva
Sordillos se menciona y Tapia se divisa
se Villamorón y también Villegas
y por aquí Villadiego casi se pisa.
Un pequeño pueblo de imaginación
y con claridad los pueblos diviso
de los Palazuelos y Rioparaíso
que son del concejo de Villavedón.
El Rioparaíso algo gracia tiene
porque ni es paraíso ni le baña el río
si ese nombre le conviene
vaya toponimia que parece un lío.
Barrios y Villusto y otro Villalvilla
y otro lugarejo que dicen Tablada
y otro Villanueva que abarca Bohada
con más Fuencivil y su Quintanilla.
Yendo por el páramo estará Acedillo
con sus anejos Bustillo y Hormazuela
la Nuez de Arriba y Úrbel de Castillo
y Quintana del Pino que es una aldehuela.
Viene Coculina con sus dos anejos
si mal no recuerdo Brullés y Melgosa
en el río Brullés, que es la única cosa
que citarse puede de estos lugarejos.
Olmos tiene un castillo de sillería
en sus troneras ya no hay cañones
sino el arrullo y la algarabía
de las palomas y sus pichones.
Al mencionar a Tobar el páramo es notorio
pueblos antaño de la husada y la mazorca
ya en Villanoño ya en Castromorca
y en otros lugares hasta Montorio.
Villadiego a tus puertas rendido llego
en cuanto por último, mencione Arenillas,
se acabaron, por fin, los pueblos y villas
de nuestro partido de Villadiego.
Oyentes que en Villadiego estamos
porque me place, las últimas pinceladas
a la villa cabeza las dedicamos
con expresiones cordiales y emocionadas.
Tiene la villa recuerdos gratos
de sus festejos con alborozos
de cuando niños y cuando mozos
que allá pasamos alegres ratos.
Amplia y alegre su plaza mayor
embrujo tiene el soportal doblado
que sabe de tratos y sabe de amor
y en uno y en otro está patentado.
Garbosos paseos arriba y abajo
en aquellas plazas y aquellos portales
se ofrecen brazos y ajustan zagales
en la más curiosa bolsa de trabajo.
Del padre Flórez y a su mayor gloria
en la plaza mayor su estatua se alza
y así Villadiego su fama realza
y honra a su hijo que brilla en la historia
Hay en la villa dos templos bellos
San Lorenzo mártir y Santa María
de bella raza y antiguos ellos
siendo notoria su singular valía.
Hogaño se admiran algunas casonas
recuerdos de hidalgos y nobles varones
que lucen escudos y rancion blasones
como fueros Velasco, Porras y Varonas.
Fin de los versos escritos en prosa
indulgencia pido y aquí me quedo
si quise y no puedo dar otra cosa
perdón espero, amigos todos de Villadiego.
JULIO PÉREZ CUESTA
Madrid, 20 de noviembre de 1.953
Expongo a continuación algunos de los escritos que en su día recogió D. Joaquín Gutiérrez, quien ejerció el oficio de pastor en algunos pueblo del valle.
Entre los recuerdos de mi niñez hay un hueco para el Sr. Joaquín y la Sra. Anselma, quienes durante muchos años vivieron en Humada, en una casa hoy derruida, dejando un grato recuerdo entre los que tuvimos la suerte de convivir con ellos.
Era el S. Joaquín un hombre sencillo, afable, de buen talante, alegre. Recuerdo con especial añoranza aquellas fechas especiales en la vida de los pueblos, cuando matábamos el “chino”, casi una fiesta, que hacía bueno aquel dicho “hay cuatro fiestas en el año que relucen más que el sol, Jueves Santo, Corpus Christi, la Ascensión y el día de san lechón”.
Además de pastor ejercía de matarife, persona que se encargaba de matar y estazar o descuartizar el cochino en piezas para después obtener los productos de la matanza: lomos, chorizos, salchichones. El Sr. Joaquín, además de ejercer estos menesteres con maestría, contribuía con su buen talante, su humor, sus chistes y chascarrillos a crear ese ambiente semifestivo de este acontecimiento, tanto en la ejecución de las tareas propias de la matanza como en las comidas y, sobre todo, en las sobremesas.
Pero no es este el motivo por que el Sr. Joaquín se ha ganado un hueco en este blog sino por sus cualidades literarias para recoger y plasmar por escrito los dichos, acontecimientos, tradiciones, documentos históricos en un cuaderno que guardaba con especial primor.
Es de destacar el mérito de este autodidacta que, poco a poco, fue adquiriendo un bagaje cultural que ya quisiéramos poseer muchos de nosotros, de habernos encontrado en sus circunstancias, pues es de suponer que no acudiría con asiduidad a la escuela y por tanto su formación primaria sería escasa y que superando a base de tesón, dedicación y fuerza de voluntad hasta convertirse en una persona culta.
Agradecer, finalmente a su nieta, María Teresa Gutiérrez, el trabajo de recopilar y mecanografiar los escritos de su abuelo Joaquín, que han llegado a mis manos.
Transcribo, a continuación, literalmente los documentos que me parecen más interesantes por su historia, por su contenido, por su proximidad, su interés o relación con el pueblo de Humada.
El primer documento hace referencia a la historia de los cántabros, pueblo que según diversos documentos, extendió sus fronteras hasta Amaya como hemos recogido en otros apartados de esta web.
Tengo que decir que este documento ha sido copiado textualmente, corrigiendo algunos errores tipográficos, manteniéndome al margen de su autenticidad histórica, que en algunos aspectos no coincide con las opiniones de insignes historiadores, como se puede comprobar en otros documentos históricos recogidos en esta web.
HISTORIA
Cuando Augusto vino a España, el año 26 antes de Jesucristo, a guerrear contra los Cántabros y Astures, únicos españoles independientes del yugo romano, fijó sus reales en Seje y Samon (hoy Sasamón). Tres años estuvo el emperador mismo al frente de su ejército compuesto de numerosos y aguerridos batallones, luchando contra los invictos y formidables cántabros, sin poder jamás vencerlos mientras que estos denodados montañeses van diezmando los ejércitos romanos por medio de guerrillas bien combinadas. Esto causó tal y tanta pena en el ánimo del emperador que al fin hubo de retirarse, lleno de fatiga y pesadumbre, a Cataluña, dejando encomendada la guerra a su legado Antistio. Éste, después de sufrir repetidas veces descalabros y bajas considerables ante las sorpresas y ataques terribles de los guerrilleros cántabros, logró atraer ingeniosamente a estos a una llanura, tal vez la de Valdelucio, o la que se extiende entre Puente Toma y Porquera de los Infantes, y les ganó aunque a mucha costa la primera batalla que se dio cerca de los muros de Belgica, Velvica o mejor Velegia (hoy Helecha).
Los historiadores romanos no cuentan ni los muertos, ni los heridos, ni los prisioneros cántabros. Al contrario, parece que no hubo ni heridos, ni prisioneros, ni muertos, pues dicen que perdieron la batalla los cántabros. Se retiraron al monte Vindio, que comprendía la sierra de Sejos, Sierras Albas, Peña Labra y Picos de Europa. “Absidionis fame ad exterminium consumpti sunt”.
El historiador Paulo Orosio, (385 d.C – 420 d.C.) dice que “huyeron al monte Vinnnio (Vindio) por su naturaleza inexpugnable, donde por el hambre a causa del asedio, acabaron perciendo casi en su totalidad” “in Vinnium monten natura tutissimum confugerunt, ubi obsidionis fame ad extremun paene consumpti sunt”.
Algunos anotadores de Paulo Orosio, que escribió esto 400 años después de la batalla, le han corregido diciendo “Ab sidione et fame” “por el cerco y el hambre”. ¿Para qué tanto añadir y mudar? Mucho mejor sería corregirle escribiendo “absidionis fame”. Para que la andaluzada del presbítero fuese más visible y chistosa, pues no deja de tener chiste de gran viso afirmar que los cántabros refugiados en el monte Vindio murieron casi todos por el rum, rum de que estaban cercados en dicho monte.
Se conoce bien que Paulo Orosio no estuvo jamás en aquella incercable e inexpugnable montaña. Pero además se aumenta la donosura del chiste con esto que añade a renglón seguido: “Racilium deinde oppidum magna ni ac diu repugnans postremo captum ac dirutum est” “Después (se atacó) la ciudad de Racilio (Araillum) que resistió con mucha fuerza y durante largo tiempo, pero que al final fue tomada y destruida”. De donde se deduce que la mayoría de los que habían perecido volvieron a resucitar puesto que dice: “La población de Aradillura (hoy Aradillos, al norte de Reinosa, situada sobre el monte Vindio), luchando bravamente con numerosas fuerzas y por largo tiempo fue después y en último lugar tomada y destruida”. Esto significa que no los muertos resucitados sino los cántabros y vivos presentaron tenaz resistencia al general Antistio y quizá una mortandad espantosa en el ejército romano, y que el residuo de éste se apoderó del pueblo y lo arruinó después que los cántabros faltos de dardos y flechas le abandonaran la noche que les plugo con tanto sigilo que los romanos no pudieron coger ni un solo prisionero.
Esta fue la última hazaña de Antistio contra los cántabros y por eso dice Postramo: “De modo que dio por terminada la guerra desastrosa por las legiones romanas sin haber podido dominar más que una pequeña parte del territorio cántabro. Y temeroso de que volvieran a resucitar más montañeses, se retiró de aquellas empinadas alturas y se vino con su gente a Velegia, donde rehízo su destrozado ejército; de allí pasó a guerrear con los asures a quienes sometió en dos batallas ayudado por otros dos generales.
Terminada la guerra cántabra, Octavio Cesar Augusto mandó colocar, no en el monte Vindio, prueba que no estaba dominado, sino en Velegia, la cuarta legión macedónica, compuestas por 600 infantes griegos y 500 jinetes, concediéndola todo el territorio conquistado por ellos desde Castrillo Aya hasta Vallesioro, cerca de Sasamón, incluida en este territorio la Peña Amaya.
Los cántabros velegienses confinaban al mediodía con los turmódigos, desde el sur de Rebolledo de la Torre, pasando por el pie de la peña Amaya, Villamartín, hasta el río Odra, que nace en el término de Rebolledo Traspeña, quedando todo el territorio de este último pueblo dominado por los cántabros y bajando por la corriente del Odra hasta el oeste de Villasidro y desde aquí a Villamorón en donde empezaban los cántabros morecanos.
También Augusto dio órdenes para que los sometidos abandonasen los pueblos situados en los montes y bajasen a poblar los llanos y los valles.
En aquel tiempo, según parece, había en la meseta llana y espaciosa de peña Amaya una población de cántabros defendida por un castillo. De una y otro quedan aún hoy día ruinas y vestigios bien marcados. Sus habitantes, en cumplimiento de la orden de Octavio Augusto se vieron precisados a desamparar aquella su morada y venir a poblar el llano, donde, según lo más probable, fundaron al pie de la peña y en terreno turmódigo una ciudad a la que dio, tal vez, el nombre de Amaya, que pudo ser el nombre de la población sita en la meseta mencionada. Y si no tuvo en sus principios este nombre, no hay duda que fue la que se llamó Segisamojulia, que se abrevió escribiendo Segisamaja y pronunciada Segisamaya, de donde quitando las sílabas Se-gis quedaba con el nombre que hoy lleva: Amaya, que fue honrada después con el título de Patricia. De aquí se desprende que sus primeros habitantes fueron cántabros aunque la ciudad estaba en terreno turmódigo, turmago o murgobo.
Según los más acreditados historiadores, los cántabros no solamente no estaban sujetos a los romanos sino que se dedicaban de manera importante al pillaje, robando a los romanos los mismos comboyes que enviaban a la legión macedónica. Esto que los romanos llamaban “latrocinios” fue en tanta cantidad que al año de terminada la guerra de los cinco años, los soldados de Roma se vieron precisados a reclamarlo a los audaces montañeses, amenazándoles con otra nueva guerra. Los cántabros contestaban lacónicamente “venid a por ello” y en este sentido debe entenderse la petición de los soldados romanos y la oferta de los cántabros de que nos hablan los historiadores, pues la montaña, entonces como ahora, no era tierra de tanto pan llevar para que los dueños de la tierra de Campos y del resto de España fuesen a pedir trigo como remedio de sus necesidades a una tierra tan pobre y estéril como Cantabria. Luego fue porque los cántabros se lo habían robado y así les contestaron “venid a por ello”. Los romanos entendieron la respuesta y se prepararon con numeroso golpe de gente para extraer por la fuerza el grano arrebatado de las casas mismas de los merodeadores. Pero éstos cercaron a los aguerridos soldados de Roma en un valle y a todos pasaron a cuchillo. Entonces, probablemente, fue cuando la cuarta legión considerándose poco segura en Velegia, llena de terror y de espanto, por el desastre sufrido trasladó Segisamojulia a Amaya. El descalabro de las huestes romanas mandó a Cantabria al mejor general de todos los tiempos, llamado Agripa.
Llegó éste a Cantabria, dos años después de concluida la primera batalla, con un ejército formidable, pero fue vencido con estrago horrible las dos primeras veces que peleó contra los cántabros, en la segunda de las cuales fue tanto el miedo de los romanos a nuestros montañeses y tal el número de bajas que éstos hicieron en aquellos que Agripa se vio obligado a devolver la tercera legión, que por su denuedo tenía merecido el título de Augusta, declarándola indigna de llevar ese nombre y los pocos soldados que de ella habían salido con vida los repartió entre las demás legiones, siendo reemplazada, para seguir la guerra, por la cuarta legión llamada Macedónica.
Restablecida la disciplina y remediados los reveses Agripa volvió a pelear con los cántabros y los venció.
Nada nos dicen los historiadores de los prisioneros que hizo, ni de los muertos, ni de los heridos. Este silencio es harto significativo, según mi entender.
Con esta victoria dio por terminada la guerra sin haber conquistado más que su antecesor Antistio, puesto que la cuarta legión volvió a residir en Amaya, donde renovándose de tiempo en tiempo, los soldados griegos que la formaban, subsistió desde el año 19 a.C. hasta el cuarenta y ocho de la era cristiana, en que por orden del emperador Claudio se trasladó a la Germania para luchar contra los frisones.
He dicho que los cántabros no fueron sujetos totalmente al yugo romano, ni en tiempo de la guerra dirigida por Augusto y terminada por Cayo Antistio que vino a durar cinco años bien repletos, ni en tiempo de Agripa cuya guerra vino a durar otros dos años. Y lo mejor de todo es que lo prueban los dos historiadores más fidedignos que se pueden presentar como testimonio fehaciente. A saber: Estrabón y Plinio.
Estrabón: natural de Amasya en Capadocia, vino a la luz del mundo en el año cincuenta antes de Jesucristo, es decir, veinticuatro años antes de empezar la primera guerra cantábrica. Murió el año veintiséis de la era cristiana, es decir, unos cuarenta y cuatro años después de terminado la del célebre Agripa. Por consiguiente fue contemporáneo de ambas guerras y es moralmente cierto que oyó de los soldados y oficiales griegos que las habían hecho lo que refiere su historia.
Es verdad que en un lugar de su obra escrita dice: “Cesar Augusto deshizo o refrenó a los cántabros, pero después de haber refinado la fiereza y costumbres de gallegos, asturianos y cántabros, que traducido al latín es como sigue: “Verum jam, ut dixi, omnia bella sunt sublata. Nam Cantabros, qui maxime hodie latrocinia exercent, iisque vicinos Caesar-Augustus subegit, et qui ante Romanorum socios populabantur, nunc pro Romanis arma ferunt, ut Conisci, et qui ad fontes Iberi amnis accolunt, Tuisiis exceptis” que traducido dice: “Mas, como ya lo tengo dichi, están acabadas todas las guerras. Pues los Cántabros, quienes hoy en día, realizan los mayores robos, y a sus vecinos Cesar Augusto los sujeto, y los que antes devastaban a los asociados de los Romanos, ahora llevan armas por los Romanos, como los Coniscos y los que habitan cerca de las fuentes del Ebro, excepto los Tuisios”
Pero, como he dicho, todas las guerras han cesado ya, pues Cesar Augusto sujeta hoy a los cántabros, los cuales se dedican con todo encarecimiento al pillaje y a sus vecinos los astures, y así los que antes atacaban a los soldados de Roma, ahora empuñan las armas a favor de los romanos como los Comiacos y los que habitan las inmediaciones de los fuentes del rio Ebro, excepto los Tuisos.
Según este testimonio irrecusable, tenemos que los cántabros no todos fueros subyugados por Cesar Augusto. Buena sujeción sería esta cuando vemos que los sometidos robaban desaforadamente a los sometedores, es decir, que arrebataban a los romanos sus bienes en grande escala. (Máximo).
Añade que servía los cántabros en la guerra a los romanos y para probarlo pone dos ejemplos: los comiacos y los que residen junto a las fuentes del Ebro. Pero de éstos últimos se ve precisado a exceptuar a los Tuisos, porque éstos no servían ni estaban sujetos a los romanos.
Luego, según Estrabón, no todos los cántabros estaban sometidos al yugo de Roma. Este testimonio es irrebatible.
Una advertencia tengo que hacer sobre la palabra Coniaci, en griego kovacci, y es que en este vocablo hay un error de copia. Los historiadores quieren que sea koukavoi, los conicanos, pero como éstos eran limítrofes de los astures, no fueron ni siquiera atacados por las legiones de Augusto, puesto que los astures, enemigos de Roma y hermanos de los cántabros, guardaban a los conicanos la espalda. Además es muy difícil cometer un error tan marcado en que habría que confundir letras también distintas. Yo juzgo que koviakoi está en vez de koviacoi, los coniscos (confinantes con los autogones o berones septentrionales, que los vizcaínos sujetos a Roma). El error de copia es en este caso muy fácil, pues en el idioma griego la letra alfa (α) y la letra sigma (σ) son, como se ve, muy parecidas y un poco que se escape la mano en la sigma queda convertida en alfa.
PLINIO, que nació en el año veintitrés de la era cristiana y murió en el setenta y nueve, implícitamente confirma, corrobora y amplía lo dicho por Estrabón, pues dice en su obra Historia Natural, cuya impresión se hizo: Apud inclitum Basilian anno MQXXXV (1.535), lo que al pie de la letra copio: “civitatum IX regio cantabrorum” que traducido signfifica “la región de los cántabros tiene nueve ciudades”.
Después al tratar de los pueblo que acudían a la audiencia en Clunia, situada entre Coruña del Conde y Peñalba de Castro (Burgos) dice: “In conventum Cluniensem Varduli ducunt populos XIIII, ex quibus Alabanenses tantum nominare libeat, Turmigi IIII, in quibus Segisamonenses et Segisamaiulienses” “Al “conventus” Cluniense los várdulos aportan catorce pueblos, entre los que son dignos de mención los alabanenses, los cuatro de los turmódigos, entre ellos los segisamonenses (de Sasamón) y los segisamojulienses (de Amaya)”.
Por lo que se ve Sasamón y Amaya estaban en terreno turmógido y al llegar a los cántabros sólo dice esto “Nan in Cantabricis quatuor oppidis Julibriga sola memoratur” “Que entre los cuatro pueblos de Cantabria solo merecía ser recordada Juliobriga.
De modo que al municipio o audiencia de Clunia no asistían en tiempos de Plinio más que los partidos de cuatro ciudades cántabras. ¿Pues adónde iban los de las cinco ciudades que faltan hasta llegar al número nueve mencionado más arriba: “Civitatum IX regio cantabrorum”. A ninguna de estas partes sujetó el imperio romano. Luego los partidos correspondientes a estas cinco ciudades eran independientes. Luego los romanos no subyugaron toda la Cantabria, sino una parte muy pequeña de ella. Por otro lado de los cuatro que acudían hay que quitar un buen trozo como se ve en los juliobrigenses que sólo fueron sometidos los que habitaban desde Aguilar de Campoó hasta las fuentes del Ebro, incluyendo las capitales de esta comarca, Julióbriga, hoy Retortillo, que también estuvo sujeto a los romanos, pero no los plentusios, pues Estrabón los exceptúa, ni los que hay desde el nacimiento del Ebro hasta Portus Victoria Juliobrigensium (hoy Santander o Santoña) pues los romanos no pasaron de Aradillos.
Diecisiete siglos anduvieron de mano en mano los escritos de Plinio y Estrabón sin que nadie se atreviera a enmendar el nada, pero en el s. XVIII se cometió esa osadía y ligereza por sus anotadores. Como si estos supiesen mejor los acontecimientos, quedando de ellos a siglos de distancia, que los fieles narradores contemporáneos de los hechos que refieren, informados por sus ojos o enterados por millares de testigos que lo presenciaron
Y si me dice alguno ¿por qué no hubo más guerra entre los montañeses de Cantabria y los romanos? Contestaré a esta pregunta:
Esta independencia conservaron los cántabros en su mermado territorio hasta las invasiones de los pueblos bárbaros, que comenzaron a principios del siglo segundo, se acrecientan en el tercero y al final de este siglo empiezan a inundar las fronteras del imperio que, para contrarrestar a los invasores, se ve obligado a sacar de las provincias casi todas sus fuerzas, incluso las que estaban de asiento en las fronteras de Cantabria. Entonces los cántabros independientes y los sometidos se unen contra los romanos y recobran lo perdido y extienden el territorio y la denominación de Cantabria.
Invaden los bárbaros España y ninguno de los diferentes pueblos que ellos formaban midió sus armas con los cántabros hasta Leovigildo, que les hizo la guerra. Refiere este hecho San Juan Bielarense, que nació hacia el año 540, el cual, desterrado de Barcelona por Leovigildo, fue fundador del monasterio de Biclara y después obispo de Gerona, hasta que murió santamente el 621. Fue, pues, contemporáneo de los años que refiere el año sexto del rey Leovigildo, 574 de la era cristiana, con estas frases: “His diebus Livvigildus rex Cantabriam ingressus provinciae pervasores interfecit, Amaiam occupat, opes eorum pervadit et provinciam in suam revocat dicionem”. “En esos días el rey Leovigildo entra en Cantabria, extermina a los usurpadores de esa región, ocupa Amaya, se apodera de los bienes de aquéllos y somete la provincia [de Cantabria] a su poder”
Y después en el año 575 dice: “Leovvigildus rex Aregenses montes ingreditur, Aspidium loci seniorem cum uxore et filiis captivos ducit opesque eius et loca in suam redigit potestatem” “El rey Leovigildo penetra en los montes Aregenses, hace cautivos a Aspidio, señor del lugar, junto con su esposa e hijos, y se adueña de sus bienes y tierras”
Es increíble la confusión que esos dos pasajes del santo han causado en los historiadores desde muchos siglos a esta parte. Ellos han confundido la provincia con Cantabria y la ciudad de Amaya con Aregia.
El texto del autor contemporáneo de Leovigildo no dice tal cosa. La palabra “provincia” es nombre propio de aquella comarca de treinta y cuatro villas, que en el 460 arrebataron al emperador Mayoriano las tropas godas mandadas por el capitán Suenerico. A este país le llamaron los romanos provincia Gothorum (hoy Tierra de Campos). Dada esta explicación genuina, y la única verdadera, fácilmente se comprende:
Luego estos jefes eran independientes en su país primitivo y en las tierras que después conquistaron mientras en su poder estuvieron y por esta razón llaman godos y romanos llaman a estos jefes “duces”, expresando la idea de absoluta independencia y soberanía. Cierto es que los godos sucesores de Leovigildo se apoderaron de gran parte de las conquistas realizadas por los “duces” en los Berones y Vasconia, pero jamás pudieron conquistar, ni invadir siquiera, la comarca primitiva de Cantabria, de modo que la monarquía visigoda quedó arruinada en la batalla de Guadalete sin haber podido someter nunca bajo su yugo a los cántabros.
Duques independientes de Cantabria fueron don Beremundo, don Pedro, don Favila, este fue el padre de D. Pelayo, primer rey de Asturias, a quien sucedió su hijo Favila, quien muere en una pelea con un oso. A Favila le sucede su cuñado don Alfonso el Católico como tercer rey de Asturias, Alonso era hijo de D. Pedro, duque de Cantabria, y hermano de D. Fruela “duque soberano de Cantabria” que fue el cuarto rey de Asturias después de la muerte de su hermano Alfonso I “El católico”.
Estos duques lo fueron de Cantabria y otros pueblos de los Berones mucho antes de la batalla de Guadalete. Luego ni Pelayo ni Alfonso fueron Bascones sino cántabros de pura raza y si estuvieron emparentados con los godos, esto no fue por línea masculina sino por la madre de Pelayo, que dicen fue hermana del rey Don Rodrigo. Yo creo que este parentesco es pura ficción, pues no hay historiador contemporáneo que lo confirme y los que un siglo después del nacimiento de D. Pelayo lo aseguran o hacen un testimonio fehaciente que lo compruebe.
Arruinada la monarquía visigoda, Cantabria sirvió de refugio a los cristianos perseguidos y vejados por los árabes. Éstos acometen las fronteras de Cantabria y aunque D. Pedro los venció el año 716 en Tejada, sin embargo, logran apoderarse de Saldaña, Mave y Amaya, ciudades fronterizas en el territorio cantábrico, menos la segunda, tres o cuatro leguas adentro. Todas estas ciudades y otras muchas, desde Portugal hasta los Pirineos, fueron en tiempo de Don Fruela, duque de Cantabria, hermano de D. Alfonso I el Católico y compañero inseparable en la lucha contra los moros. Así como reconocieron por rey a D. Alfonso los gallegos y gran parte de Portugal, así como Burgalia o tierra de Burgos, la mayor parte de los Berones y muchos de la Vardulia, reconocieron por su soberano a D. Fruela. Y se juzga que, por haber acompañado a su hermano en todas las guerras que se dieron, se le otorgó al duque de Cantabria el título de Conde (Comes, Comitis) que significa compañero.
Fruela tuvo además otros dos hijos: Aurelio y Bermudo “el Diácono”, condes de Asturias. El primero, nombrado por elección, después de Fruela, hijo de Alfonso I “el Católico”, el segundo después de Mauregato, hijo bastardo de Alfonso I y de una esclava musulmana de nombre Sisalda, pero renunció a la corona de D. Alfonso II “el Casto”, nieto de Alfonso I.
Bermudo, a pesar de ser diácono, se casó, con dispensa, con Nunilo (Uzenda Nunilona) y tuvo por hijos a Ramiro I, elegido rey de Asturias por haber muerto Alfonso II “el Casto” sin sucesión.
De lo dicho se desprende que D. Pelayo, Alfonso I “el Católico”, Fruela, Aurelio, Bermudo y Ramiro fueron naturales de Cantabria y el fundamento de la de la restauración católica en España, juntamente con los esclarecidos y aguerridos duques cántabros y sus sucesores y herederos, los condes soberanos de Castilla.
Amaya fue cabeza de Castilla hasta que Diego Porcellos, biznieto de D. Rodrigo, habiendo fundado Burgos, se trasladó a esta ciudad. Probablemente Amaya también fue sede episcopal para después pasar a Burgos.
En resumen, y por lo se refiere a la población actual de Amaya, podemos decir que:
De donde se deduce que gobernaron en Amaya como condes soberanos de Castilla:
Conste que fueron condes soberanos de Castilla por varias donaciones que citan Pellicer y Salazar.
Situación geográfico-histórica de la Villa de Amaya (tomado del Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano)
Amaya (Geog.)
Villa con Ayuntamiento, al que está agregado el lugar de Peones de Amaya, del partido judicial de Villadiego, provincia y diócesis de Burgos. 360 habitantes. Situada al pie de la peña de su nombre y cerca de las fuentes de río Fresno. Terreno montañoso y áspero pero fértil. Produce cereal, cáñamo y hortalizas. Ganados lanar y vacuno.
Historia
Esta población es probablemente la antigua Segisamojulia en la que asentó sus reales Augusto cuando vino a dirigir la campaña contra los Cántabros. Lo cierto es que Amaya tenía gran importancia como plaza fuerte. Obtuvo luego el título de Patricia y fue muy nombrada durante la época visigoda.
Fue conquistada por Leovigildo, cuando este monarca subyugó Cantabria, si bien es dudosa so correspondencia con la ciudad de Aregia, que S. Isidoro menciona entre las conquistas de este rey y más aún que fuera la capital de Cantabria como afirman algunos autores modernos.
La ciudad debió ser destruida en los primeros días de la reconquista, según los anales toledanos y la crónica de Burgos.
El conde de Castilla, D. Rodrigo, repobló Amaya entre 860 y 900 y la erigió en capital de sus estados. La quemaron los muslimes (musulmanes) en una de sus expediciones y de nuevo fue repoblada por Ramiro II
Nota: He procurado transcribir lo más literalmente posible este documento histórico tal como lo escribió el Sr. Joaquín, a sabiendas que algunos datos no se ajustan al contexto histórico.
Lo que aquí pretendo resaltar es el interés por la cultura de un personaje autodidacta, quien, a pesar de las circunstancias personales que le tocaron vivir, recuerda que se dedicó al oficio de pastor. Probablemente no pudo recibir la enseñanza primaria como los demás niños de su época, lo que magnifica aún más el mérito de haber recogido estos escritos.
SERMÓN BURLESCO
Transcribo, a continuación, uno de los escritos recogido por el Sr. Joaquín que mejor resume su carácter alegre, divertido, gracioso.
Este sermón burlesco, jocoso y entretenido para divertir a los concurrentes en una sala después de haber llenado bien la barriga.
Sea por siempre bendito y alabado
el buen vino empipado,
y la engruesada morcilla
que engorda la pantorrilla.
Per signum Crucis in fronte señalada.
libera nos Domina de pedrada,
mundos aliquandum est manducationem,
acarreavit sibi suam perditionem.
Son palabras del Doctor D. Tomates,
al capítulo cuarto de sus disparates.
Lloraba Balaan, amados oyentes,
de haber visto a su burra con pendientes;
suspiraba afligido el macabeo
de ver a las monjas con solideo.
Gritaban los antiguos profetas
de ver esos burros con escofietas;
y al ver vosotros estos desgobiernos
no pongo en duda que lloraréis cuernos:
y mirando los tiempos presentes
al punto nacerán en vuestras frentes.
Sí, auditorio muy amado,
en dos puntos traigo separado
todo el discurso de mi sermón,
y así os encargo la atención.
En el primero veréis, que por el lujo y el vestido
está todo el mundo perdido.
En el segundo os haré ver con desatino
las virtudes y efectos de don vino;
pero antes explicaré un punto de doctrina,
que será sobre la gula o golosina.
Es la golosina, según definiciones,
causadora de muchos torozones,
así lo define el doctor Facundo,
el que iba enseñando el culo por el mundo.
Ejemplo tenemos en nuestro padre Adán,
que calla y toma lo que le dan.
El pensó no hacer nada,
pero nos encajó mala empanada,
pues por coger la manzana del vedado puesto,
él a la verdad quedó indigesto;
la culpa de Eva la taimada,
por no habérsela dado bien asada:
por ella nos vienen tales torozones,
que nos obligan a llevar calzones.
Pero decidme si una manzana causó tanta dentera
¿qué hará aquel que come una carga entera?
¿y qué diremos de aquel goloso
que hace por colación un buey sarnoso;
y sin ver que le previenen mil plagas,
se come un rocín lleno de llagas?
¿Y qué diremos de aquellos golosos extremados
que almuerzan pimentones albardados?
¿Y qué diremos, en fin, de aquel tragador
que no gasta ni cuchara ni tenedor?
antes bien, sin andar en cumplimientos,
echa de pronto sus diez mandamientos,
y como si tiempo le hubiese de faltar,
se traga una morcilla sin mascar.
Podemos decir de estos manducantes
que son un hato de rocinantes;
y sería mejor a mi parecer
echarlos a los prados a pacer,
y ni aún así se habrían de hartar,
según el ejemplo que os voy a contar.
Cuando el abuelo de Adán pasó por avaro,
asistió a su mesa un convidado
de tan noble sangre y descendencia,
que aparentaba, según mi sentencia,
aquella quijada que en otra ocasión
anduvo entre las zarpas de Sansón.
Estaba éste tan inapetente
que no podía apretar bien el diente;
pero, no obstante, se comió
doce cabritos adobados,
veinte conejos albardados,
treinta lechones de leches,
y cien cargas de huevos en escabeche.
Pero, ¡Oh miserable glotón!
no te se espera mal reventón:
en efecto, le dio desmayo de cabeza,
que el imaginaba ser flaqueza.
Acuden sin dilación a socorrer aquel apretón;
y sin atender a más razones,
le sueltan muy deprisa los calzones;
cada cual descarga su escopeta,
y al triste glotón hecho babieca,
sin aguardar a dilaciones
le embocaron el sumo de cien cargas de limones.
Otro boticario le suplica
le componga cien purgas de botica,
y después de encajarle estos alimentos,
le faltaron al pobre los alientos.
Murió de repente este Badea
¡ojala que a vosotros no os suceda!
¿Habéis oído, fieles, este ejemplo?
pues aún más golosos os contemplo;
porque sois de estómago tan delicados
que habéis de dejar sin yerba los prados.
Basta de doctrina, y para proseguir mi sermón
os encargo la atención;
y para que yo hable con desacierto
a todos mis oyentes les advierto
echéis a las botellas buenas flores,
repitiendo conmigo, brindo, señores.
Bonum vinum quitat calenturam
malum ducir hominen in sepulturam,
mundus aliquandum et manducationen,
acarreavit sibi suam perditionem.
Son palabras del Doctor ya citado,
estándose comiendo un estofado.
Dijeron antiguamente falsos profetas
que el mundo había de dar dos mil volteretas.
Sí, amados oyentes, esta profecía
llegó a verificarse hoy en día;
porque vemos que el mundo está perdido,
y consiste sin duda en el vestido;
y si tenéis un poco de paciencia
os daré de ella clara evidencia.
Después que pecó nuestro padre Adán
tuvo que arbitrarse para ganar el pan
y escogiendo de los oficios el mejor,
al instante se puso tejedor:
aprendió en breve a tejer banadillas,
y nuestra madre Eva le hacía las canillas,
confirma un poeta esta sentencia
en el libro rasgado de la Jurisprudencia;
y prosigue este bachiller en el decir,
que al instante se hizo de vestir.
Hízose una camisa con bolsillos,
y de tela de Sesma unos calzoncillos.
Hízose también una montera con mangas
para cuando saliese a coger gangas.
Al ver Eva ir tan majo a su marido,
determinó hacerse otro vestido.
Hízose una saya de tela de cedazos,
con sus mangas para meter los brazos;
un jubón a manera peto,
que de puro ancho le venía prieto.
Hízose también unas medias negras de hilo colorado
y un pañuelo azul todo encarnado,
vestida, en fin, así esta buena gente,
vivieron después pacíficamente,
pues como hay ahora tanta guerra,
no vivieran estos con paz en la tierra.
Mas ¡ay Dios mío! exclama aquí un poeta,
el mundo va ya dando su voltereta.
¡Oh mundo infeliz y desdichado,
que el viento te tiene ya tragado!
¿Pero qué aire es éste que te hace voltear?
Ved al mismo poeta gritar:
“Mundus aliquandum est manducationem
acarreavit sibi suam perditionem”
Sí, amados oyentes, este aire a la sazón
en muchas cabezas tiene su región,
pero son inútiles sus pensamientos,
porque se van gobernados por los vientos.
Y si no, decidme: ¿Qué indica el mundo por sus procederes
sino que los hombres se han vuelto mujeres?
¿Vemos a los señores de estas primaveras
llevar aquellas casacas de amolar tijeras?
¿Vemos aquellos gorros blancos
con aquellos sombreros como barcos?
¿Se estila, por ventura, hoy en día
la polaina parda que antes se veía?
sólo los viejos usan de estos vestuarios,
y son tenidos por estrafalarios,;
mas éstos, éstos del siglo ilustrado,
sólo en componerse ponen su cuidado;
los más se visten de militares luego,
aunque se hiele la región del fuego.
Pónense unas chupas, calzones y sombreros,
y todos al presente parecen toreros,
los zapatos enteros que antes se usaron,
en medios al presente se quedaron.
¡Oh!, ¿Qué diremos de las devanaderas
que algunos llevan en sus calaveras?
Os diré que parecen ciudad arruinada
pero me diréis que esto no es nada,
pues digo sin delicadeza
que llevan el infierno en su cabeza.
Allá los piojos tienen su aposento,
entre los polvos, sebo y el ungüento.
¿Y qué me diréis de éstos, amados oyentes?
¿Cómo no se caen vuestros dientes?
¿Cómo no se hielan vuestros intestinos?
No seáis vosotros de estos modistas,
más vale que seáis pantomimistas,
la cual, por ser parte de mi asunto,
diré en breve en el segundo punto.
SEGUNDO PUNTO
No cabe en un hombre mayor desatino,
que es hacerse aguado y no probar el vino
porque es el agua, si yo no me engaño,
la que causa en el hombre grande daño.
Frialdades de estómago, indigestiones,
toses, catarros, torozones,
tisis, calenturas, tercianas,
melancolías, costipados y desganas.
A vista de esto ¿habrá entre mis oyentes
quien se atreva a pasarla por los dientes?
Dice pues Tarugo, en su arte de cocina
que sólo se ha de beber por medicina,
y entonces, dice, con moderación
no sea que cause opilación.
Ea pues, alegraos fieles, que el río viene turbio
sin duda nos anuncia otro diluvio,
pues tengo leído en el Doctor Longinos,
que el segundo diluvio ha de ser de buenos vinos
y haciendo relación de sus señales
dice, se secarán los árboles frutales,
las nubes lloverán abadejos,
aceitunas, pimentones y conejos,
almendras tostadas, quesos salados
magras, chorizos y carneros asados.
¡Ay de vosotros, calvos, en aquel día,
si no tapáis bien vuestra calvería!
Pues si os pegan las aceitunas en el cogote,
se volverán al cielo de rebote.
Entonces a Mahoma le dolerán la muelas
y romperá con ellas huesos de ciruelas,
entonces, digo, cuando las nubes lluevan buenos vinos,
cuando los arroyos crucen los caminos,
cuando las fuentes manen mistelas,
y el Ebro se convierta en vino de Tudela.
Entonces sí que los cirujanos
dejarán de matar a los cristianos.
Los boticarios venderían sus botes,
y pondrán sobre sus ojos dos pegotes,
al ver que ninguno acude a su oficina
a buscar para sus males medicina.
Porque esto, a la verdad, sería una locura,
viendo que el vino quita toda calentura.
Omnis calentura curat a vino.
Son los efectos del vino tan probados,
que si muchos lo supieran, no fueran aguados,
pues a más de curar las lombrices,
tiene otros efectos más felices,
quita la reuma y perlesía
y es un gran remedio contra la melancolía.
Pero estos efectos no causa todo vino,
y así, pensar en ello sería un desatino,
porque hay vino de si tan pernicioso,
que aún el olor ofende y es dañoso,
de éste bebió Arrio el malvado
cuando en las secretas le hallaron reventado.
¡Ójala, decía el hereje Calvino,
las mujeres que lo gustan bebieran de este vino
para que viendo éstas reventadas,
quedaran las demás escarmentadas.
Más no hablo y de este mi sermón,
hablo, sí, de aquel que echado en el velón
alumbra al dios Baco al mediodía
y por esto alumbrado venía.
Hablo de aquél que en las tabernas
suele hacer a muchos ligeros de piernas,
hablo de aquel que en los bodegones
sufre también sus persecuciones.
Etiam in taberna invenitur persecutio!
Pues mujeres sin juicio y sin cabeza,
¿por qué quitáis al vino su naturaleza?
¿No sabéis que os dice Galeno
que el vino aguado es el peor veneno?
¿Sois vosotras aguadas por ventura?
y si no, ¿quién os ha enseñado a hacer esta mixtura?
¿No os acordáis de aquellos años
en que andaban muy afligidos los aguados?
Mas los parientes y amigos del dios Baco
reventarán por la tripa y el sobaco
pues uno escribió desde Tudela
que el agua de aquel vino se había vuelto mistela.
Otro escribió desde Benavente
que han llovido barriles de aguardiente.
Pero ¿adónde voy, amados fieles?
Desde aquí veo abundancia de moscateles,
y en una palabra, por no causar cansancio,
el mar se convierte en vino rancio.
Pero ¡ay señores! me diréis que el pescado
es en este mundo gran bocado
y si nos faltan los ríos y el mar,
ya los pescadores no podrán pescar.
Pero perded cuidado, fieles míos,
que nunca faltarán pesadores en los ríos,
porque si antes pescabais truchas y barbitos
ahora pescaréis moscas y mosquitos.
Si antes el mar criaba buenas sardinas
ahora criará buenas pantomimas,
mas ya deseosos de ver el diluvio os contemplo
os voy a concluir con un ejemplo.
Sucedió que dos ciegos en Añastro
cazaban golondrinas con el rastro,
paraban sus barrillas con primor
y faltándoles la liga a lo mejor
determinaron pasar a Trujillo
a comprar una cazuela de mostillo.
Volvíanse ya después de haberlo comprado,
vieron a un calvo dormir en un prado,
comenzaron a darle gritería
viendo que el calvo nada oía
metió el ciego la mano en el bolsillo
y sacando la cazuela de mostillo
huyó la mano con tal presteza
que se la plantó por gorro en la cabeza
y retirando la cabeza a un lado
quedose el pobre calvo bien untado.
Acuden al punto las abejas
a darle música en la orejas,
las moscas, avispas y moscardones
por la calva se pasean a millones.
El cénife, el tábano, el mosquitillo,
todos acuden al olor del mostillo.
Despierta el pobre con mil sofocaciones
y empieza con la calva a pescozones.
Echa a correr por los zarzales
y van tras él los animales.
Halla allí una mujer compadecida
y le encajó una caldera de agua hervida,
con esto el mosquitillo fue limpiado,
pero quedó el pobre calvo bien escaldado.
¡Oh agua, que de todos modos dañas!
¿Habéis oído por ventura cosas más extrañas?
Ea, amados fieles, seguid mis documentos
y dejad el agua para los jumentos.
No os hará daño ninguna merienda
si bebierais vino bueno de Cosuenda.
Conservaréis la dentadura blanca
si bebierais vino rancio de Villafranca
no os dolerá diente ni muela
si bebierais vino rancio de Tudela
pero si éste lo bebiereis aguado
tendréis el estómago avinagrado.
Y tu, ¡oh botella de bota!
no admitas en tu seno
sino vino que sea puro y bueno
que a nosotros de corazón nos pena
que siempre que te vemos no estés llena
y te prometemos, como buenos hermanos,
no dejarte nunca de las manos
y te buscaremos, aunque sea a ciegas,
por eternidad de eternidades en las bodegas.
RESPONSO
El rico y el pobre son dos personas.
El militar lucha por los dos.
El contribuyente por los tres.
El trabajador produce por los cuatro.
El vago come por los cinco.
El estraperlista explota a los seis.
El abogado defiende a los siete.
El defensor absuelve a los ocho.
El farmacéutico envenena a los nueve.
El médico mata a los diez.
El sepulturero entierra a los once
Y el seguro de enfermedad se lleva el dinero de los doce.
.
.
CANCIÓN PASTORIL
Viva el humor y la juerga
la unión y la sociedad
de unos buenos compañeros
la mañana de San Juan.
Para trazar cuatro versos
tiendo mi numen al viento
y sobre el papel mi pluma
y mi corto entendimiento.
Por mostrar la buena unión
que cinco amigos tuvimos
en el vallejo de Amaya
el día que nos referimos.
Hacía ya cierto tiempo
que teníamos pensado
juntarnos en el vallejo
el día ya señalado.
Ya resplandece la aurora
y el sol extiende sus rayos
ya se aproxima la hora
de soltar nuestros ganados.
Cada quien por su colada
marcha airoso y decidido
dirigiendo su ganado
al valle ya referido.
Ya dimos somo al vallejo
y al punto hemos divisado
a Secundino y Evencio
en el cotorro colorado.
Se reanima la alegría
de aquel valle solitario
al tañer de los cencerros
que llevan nuestros ganados.
Las diez y media serían
cuando ya juntos estamos
nos dimos los buenos días
y de salud nos hablamos.
Los cinco con alegría
en buena armonía estamos
Secundino, Ricardito,
Evencio, Antonio y Fernando.
A las doce menos cuarto
fuimos al arreadero
arreamos el ganado
y empezamos el jaleo.
Ya Secundino a Fernando
de dice de esta manera
venga esa bota de vino
y empecemos la juerga.
Fernando queda dudando
y hace un gesto negativo
y termina por decirle
que no la había traído.
Al oír estas palabras
le dice así Secundino
que me acompañéis o no
yo tengo de beber vino.
Estando en esta refriega
llegamos a divisar
al pastorcillo de Puentes
que nos viene a acompañar.
Ya arreados los ganados
cuando al punto divisamos
el rebaño de corderos
del hermano de Fernando.
Comenzamos por llamarle
pero inútil nos ha sido
por más que le voceamos
él no nos ha respondido.
Ya prestos a sentarnos
cuando el amigo Fernando
se dispone a caminar
para comer con su hermano.
Cuando el de Puentes llegó
la juerga quedó tramada
porque nos trajo de vino
la bota y una garrafa.
Los otros cinco quedamos
para con buena armonía
los cinco juntos pasar
el resto del mediodía.
Juntamos en buena unión
la comida que llevamos
y todos juntos comimos
como un buenos hermanos.
Así seguimos la juerga
de vez en cuanto gritamos
¡amigos, viva la unión,
venga la bota y bebamos!
Terminamos de comer
nos pusimos a ordeñar
y de postre nos sirvió
pues no teníamos más.
Ya a las tres próximamente
termina la diversión
marchándonos a cumplir
cada quien su obligación.
Con un apretón de manos
nos dimos la despedida
unos vamos valle abajo
y otros marchan valle arriba.
De esta manera, señores,
a la juerga dimos fin
los de Amaya y el de Puentes
y los de Villamartín.
Y yo, como aficionado,
aunque poeta no soy,
he tenido el sumo gusto
de sacar esta canción.
Y por si ignoran quién soy
y mi nombre no lo saben
soy pastorcillo de Amaya
llamado Antonio González.
LAS MODAS
(música de la “Chaparrita”)
Mocito si buscas novia
no la busques de la moda
que suelen resultar mal
que la hermosura que hoy tienen
de solteras la sostienen
pero llega a fracasar.
Autor: Antonio González (pastor en Amaya)
OH, VIRGEN SIN MANCHA
(Música de la canción a la Virgen de Lourdes: Del cielo ha bajado la Madre de Dios)
Oh Virgen sin mancha
prodigio de amor
tu santa medalla
roba el corazón. Ave
Queremos que Humada
hija de la fe
ame esta medalla
y su amor te de. Ave
Con gran entusiasmo
vamos a cantar
de la Milagrosa
la historia sin par. Ave
A una santa hermana
de la caridad
quiso aparecerse
llena de bondad. Ave
El ángel la lleva
cerca del altar
y allí va la Virgen
que la quiere hablar. Ave
Hija mía, dice,
el mundo está mal
dolores y llantos
le van a anegar. Ave
Pero yo he querido
del cielo traer
un escudo fuerte
y con el vencer. Ave
Remedio seguro
para todo mal
será mi medalla
en el mundo actual. Ave
A cuantos la llevan
con fe y devoción
yo misma prometo
ser su salvación. Ave
Lleva en el anverso
divina oración
que anuncia el misterio
de mi concepción. Ave
Forman el reverso
símbolos que son
la cruz y la M
con su corazón. Ave.
Simpática y bella
medalla sin par
como tú no hay otra
en la cristiandad. Ave
Los enfermos curas
la peste se va
los incendios cesan
los mares se dan. Ave
La vida del alma
a muertos tu da
pecados y males
contigo no están. Ave
Por eso los pueblos
se van de Ti en pos
buscándote ansiosos
como a don de Dios. Ave
Henchidos de gozo
claman a una voz
es la Milagrosa
la madre mejor. Ave
Tan divino nombre
el pueblo te dio
es que tus milagros
son la voz de Dios. Ave
Medalla bendita
medalla de honor
protege mi vida
se mi salvación. Ave
Autor: Ubaldo Susilla
BESO DE ESPAÑA AL PAPA
Soy España, Padre Santo
soy la España secular,
que vengo para besar
tus sandalias y tu manto.
Quisiera que en tu quebranto
fuera mi beso el mejor:
quisiera hacerme una flor
y en ella prender mi vida
y dejarla suspendida
en tu anillo de Pastor.
Soy España, la leona,
que tiene por lecho el mar
la que antaño hizo rodar
al sol mismo en su corona.
Soy la cristiana amazona
que sólo ante Dios se humilla,
soy, Padre Santo, Castilla,
a quien derecha hizo Dios
y que sólo ante Él y Vos
sabe doblar la rodilla.
Soy España, en mis arcones
tengo cetro y mantos de oro
y tengo corcel sonoro
y un carro de cien leones.
Soy la flor de las naciones
pero vengo de aldeana,
vengo a besar tu peana,
pero me parece a mí
que beso mejor así
y que soy más soberana.
Soy España, y es mi beso
llama de mi corazón
y arma de mi blasón
y aroma de mi cantueso.
Padre Santo, el él va impreso
lo mejor que tengo en mi
y con él besándote a Ti
mis cielos encantadores
y mis ríos y mis flores
y mi sol que es un rubí.
Soy España, aquí conmigo
te besan mis catedrales
y mis tumbas y rosales
y mis nieves y mis trigos.
Te besa mi buen mendigo
que es un rey por los senderos
y te besan caballeros
de espuelas, corcel y espada
y niños cuya mirada
da la luz a los luceros.
Soy España; yo quisiera
con este beso jurar
que jamás me he de apartar,
Señor Mío de tu vera.
Quiero hacer de tu bandera
mi pendón y escapulario
quiero ser su relicario
quiero clavarla en el sol
y al morir un español
ponérsela como sudario.
Soy España, mis soldados
se vuelto a poner en pie
y la antorcha de la fe
quieren dar a cien naciones.
En mis ínclitos blasones
cinco flechas alzan vuelo
y las cinco en raudo anhelo
como pájaros de luz
van a clavarse en la cruz
de oro y sangre, sobre el cielo.
Soy España hasta la muerte
seré esclava del Papado,
mejor seré, seré su soldado
y mi ilusión defenderte.
Si quiebra mi lanza fuerte
abriré mis sepulturas
y con huesos y armaduras
de mis santos y guerreros
te alzaré hasta los luceros
las murallas más seguras.
Soy España, Padre Santo,
soy un águila de Dios
y voy de lo eterno en pos
y el combatir es mi encanto.
Soy fuerte, mas si el quebranto
me llegara a fatigar
hacia Roma he de volar
y me haré huracán sonoro
rezando en mi lengua de oro
de San Pedro en el altar.
Soy España, soy la loca
de la fe y la esperanza
la que amanezco con la lanza
y anochezco con la toca.
Tengo apariencia de roca
para la entraña de miel.
Soy España, soy la fiel
defensora del papado
y en un beso apasionado
hoy juro vivir para él.
J.H.S.
1.- Siempre fiel
soy cristiano y español
lo digo a la luz del sol
lucharé por mi patria y por mi fe
y aunque el mundo se oponga
con fiero furor reinará sin fin
en nuestras almas el Señor.
2.- Tuya soy y jamás lo olvidaré
en la brecha moriré
por España y por Dios
a vencer o morir
y mi vida y mi amor
a Jesús quiero dar
que en mi pecho
tiene un trono y un altar.
3.- Con la cruz nuestra España
ser grande logró
con sus glorias cristianas
que al mundo asombró
por más que las turbas
alzando las manos
al justo reclame,
alerta cristianos
nosotros formamos
el pueblo leal.
4.- Siempre fiel, lo juramos
hasta vencer o morir por Él
hasta morir por Él
por España y por Dios.
BIENVENIDA A NUESTRO PÁRROCO D. LORENZO
1.- Bienvenido sea párroco
a este humilde lugar
os suplicamos la venia
para empezar a cantar.
2.- Nuestro buen ayuntamiento
con el juez y el alguacil,
pobres, ricos y con título
os salen a recibir.
3.- La Junta Administrativa
la enhorabuena le da
en representación del pueblo
en misión de autoridad.
4.- Dígnese entrar en el arco
que le han hecho las doncellas
se tendrán por muy honradas
y el vecindario con ellas.
5.- Respetuosas saludamos
a este párroco celoso
para bien bien de nuestras almas ese será su propósito.
6.- También los niños y niñas
con su inocencia y candor
como todos los de Humada
os saludan con amor.
7.- El párroco D. Lorenzo
que viva por mucho tiempo
Dios le de salud y gracia
para hacernos cual debemos.
8.- Los pajarillos del cielo
nos alegran con sus cantos
alabando a nuestro párroco
al visitar nuestros altos.
9.- En la torre las campanas
vontean con grande afan
porque está entrando en Humada
el padre espiritual.
10.- Ser dóciles prometemos
a su palabra y consejo
sus misas escucharemos
sus mandatos y preceptos.
11.- Viva la España católica
y viva su religión,
que reine en nuestros hogares
que reine en nuestra Nación
12.- Viva este pueblo querido
que hoy rebosa de alegría
por oír a nuestro párroco
en tan señalado día.
13.- Caminito de la iglesia
llegaréis hasta el altar
para elevar nuestras almas
y enfervorizarlas más.
14.- Gracias le damos a Dios
y a la Virgen Soberana
porque viene sacerdote
a la parroquia de Humada.
15.- Ya llegamos a la Iglesia
la santa casa de Dios
a ofrecerle humildemente
un acto de contrición.
16.- Y que su divina gracia
nos inflame el corazón
en el cusro de esta vida
hasta la última mansión.
17.- Dios quiera que algún día
en el cielo, cara a Dios
cantemos sus alabanzas
con grande satisfacción
18.- Al finado D. Inociencio
recordamos con dolor
que cuarenta y siete años
esta iglesia regentó.
19.- Y que Dios le tenga en la gloria
en premio de su virtud
y el sacrificio que puso
por nuestra espiritual salud.
20.- Damos fin a nuestro canto
elevando nuestra voz
suplicando al Altísimo
para todos el perdón.
21.- Consecuencia de esta gracia
podamos ir a gozar
con los santos de la Gloria
por toda la eternidad.
Ubaldo Susilla
Humada, 12 – III – 1950