Arrendamiento fincas del Hospital del Rey (1.983)

ARRENDAMIENTO FINCAS DEL HOSPITAL

En Humada siempre hemos oído hablar de las “tierras del hospital” refiriéndose a varias hectáreas que llevaban en arrendamiento algún vecino del pueblo.

¿A qué hospital nos referimos? ¿Cuál es el origen de dicho patrimonio?

Aunque hay varias opiniones parece ser que dichos terrenos pertenecen al Hospital del Rey en Burgos, fundado en 1.195 por el rey Alfonso VIII, destinado a dar acogida a los pobres y a los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela.

El rey Alfonso le dotó de numerosos privilegios y terrenos cuya administración corresponde la Abadesa de las Huelgas.

El rey Alfonso le dotó de numerosos privilegios y terrenos cuya administración y gobierno ha estado hasta el siglo pasado bajo la jurisdicción de la Abadesa de las Huelgas.

Antes de centrarnos en el tema de las “tierras del hospital” recojo, a continuación, un documento copiado literalmente de la pág. Web “Burgospedia, la enciclopedia del conocimiento burgalés”

Burgos inédito: el Hospital del Rey

Por Francisco Blanco-

Publicado el 27 de febrero de 2013 

En el año 1195, a la sombra del recién fundado Monasterio de las Huelgas, el mismo rey Alfonso VIII funda el Hospital del Rey, destinado a dar acogida a los pobres y también a los peregrinos que se dirigían a visitar la tumba del Apóstol Santiago, cada vez más numerosos.

Entre los numerosos privilegios fundacionales con los que le dotó, queda constatada su total dependencia de la autoridad de la Abadesa de las Huelgas:

“Constituyo y concedo que el Hospital que, para refección y recepción de los pobres, Yo y mi legítima mujer edificamos desde los cimientos y dotamos regiamente en el camino del Glorioso Apóstol Santiago, junto a nuestro Monasterio de Santa María la Real, y a él pertenezca en todas sus pertenencias, de tal suerte que la Abadesa del dicho Monasterio en todo y por todo tenga plenariamente  el cuidado del Hospital, prohibiéndola valerse de las rentas de éste, en bien del Monasterio, y previene que en caso de necesidad, si la cantidad y la cualidad de la necesidad lo pidiere, se apliquen los haberes del Monasterio para uso de los pobres del Hospital”.

A lo largo de su larga historia los privilegios concedidos por Alfonso VIII entraron más de una vez en colisión con intereses de terceros, que veían mermados los suyos. Estas discrepancias  dieron lugar a diferentes contenciosos que acabaron resolviéndose sin merma, en ningún caso, de los concedidos a la Abadesa, ni tampoco los del rey.

Para que se ocuparan de su dirección y asistencia, hizo traer el monarca trece caballeros pertenecientes a la Orden del Cister, a los que concedió el título Freires de Calatrava, permitiéndoles lucir sobre su hábito blanco cisterciense la cruz negra de Calatrava (1). Los miembros de esta Orden no necesitaban pertenecer a la nobleza ni haber recibido órdenes sagradas, por lo que podían ser laicos, pero estaban obligados a hacer votos de castidad y pobreza, además del de obediencia a la Abadesa, debiendo renovar este último cada tres años. Del cuidado de las mujeres acogidas al Hospital se encargaban las monjas cistercienses conocidas como Comendadoras de Calatrava, también llamadas freiras, que vestían hábito blanco y toca negra y lucían sobre el lado izquierdo de su hábito la cruz de Calatrava (2). Estas monjas, al estar libres del voto de clausura, podían desempeñar labores apostólicas y de caridad.

A principios del siglo XIV, siendo rey de Castilla Fernando IV el Emplazado, consultó éste a la Abadesa de las Huelgas, Doña Urraca Alfonso, sobre si podía obsequiar con raciones del Hospital a algunas personas a las que quería agradecer algún servicio. Escuchada la demanda por un grupo de letrados y analizados los privilegios reales concedidos en su fundación, en la ciudad de Burgos, el 15 de febrero de 1305 se emitió el siguiente dictamen:

“A la Abadesa y al convento era y tan sólo pertenecía la administración y provisión  de los bienes del Monasterio, e que non podía de otra guisa ser de derecho e de orden, aunque uso e costumbre que contra esto fuera, que non era valedero”.

A finales del mismo siglo, en 1399, estando el Orbe Católico enfrentado por el Cisma de Aviñón, el rey de Castilla, el burgalés D. Enrique III, también conocido como el Doliente, envió embajadores a Roma y Aviñón con la misión de intermediar en el conflicto que dividía la Iglesia Católica y tratar de buscar una solución que satisficiera a todas las partes. Para hacer frente a los gastos de dicha embajada, el rey recabó al  Obispado de Burgos la suma de 48.997 maravedís, como la  parte alícuota que le tocaba aportar al coste total.

El obispo D. Marino Maté, tratando de aligerar semejante carga contributiva, trató a su vez de recaudar del Hospital del Rey la suma de 2.800 maravedís. Enterado de semejante pretensión el rey, que por entonces se hallaba en Valladolid, el 2 de enero de 1399 envió un mensaje al obispo en el que le informaba “que los bienes de dicho Hospital no eran beneficios eclesiásticos ni de su jurisdicción, sino bienes reales que tan sólo a Él corresponde amparar, guardar y defender”. Al Obispo de Burgos, ante esta contundente negativa, no le quedó más alternativa que desembolsar de su propio peculio la cantidad solicitada.

En el año 1526, siendo ya Emperador de Alemania, Carlos V de Austria, tal vez en agradecimiento a los servicios que la ciudad de Burgos había prestado a la causa realista durante el levantamiento de los Comuneros castellanos, mandó construir la puerta de acceso al recinto del Hospital, conocida como Puerta de los Romeros, pues a partir de su construcción se convirtió en paso obligado para todos los peregrinos que querían acogerse a su hospitalidad. Se encuentra al final de un paseo que discurre entre chopos centenarios, conocido como El Parral, y se trata de una puerta plateresca de muy bella factura, en la que destaca, encima del arco de entrada, una artística  hornacina con una gran concha en su interior, en la que se puede admirar, sentado sobre un sitial, la imagen del Apóstol Santiago ataviado con el traje de peregrino. La hornacina está flanqueada por los escudos blasonados de Alfonso VIII y de los Reyes Católicos.

LAS TIERRAS DEL HOSPITAL EN HUMADA

Como hemos visto en el documento anterior el rey Alfonso VIII fundó el Hospital del Rey para atender a los peregrinos y pobres y lo dotó de numerosos privilegios y posesiones. Entre las donaciones que hizo al monasterio está el desaparecido pueblo de San Quirce de Humada, hoy desaparecido, cuyos terrenos se repartieron entre los pueblos colindantes: Ordejón de Abajo, Congosto, Villamartín de Villadiego, Fuenteodra y Humada. Es lo que actualmente llamamos “terreno comunero”.

Además de estas posesiones el hospital posee varias hectáreas en el término de Humada, que llevaban en arrendamiento únicamente los vecinos del pueblo, son lo que llamamos las “tierras del Hospital”

A continuación recojo literalmente la referencia que del desaparecido pueblo de San Quirce hace D. Amancio Rodríguez López en su obra “El Real Monasterio de las Huelgas y el Hospital del Rey” publicado en Burgos en el año 1907, pág. 84

 “De los datos anteriores se deduce con toda certeza que el fundador colocó bajo el Señorío del Hospital del Rey los lugares de ….San Quirce de Humada … pues no consta que le fuesen donados estos bienes y lugares por algún otro, ni adquiridos por los Freyres, por lo que fundamentalmente creemos se contendría todo esto en el privilegio de fundación o en otros posteriores que han desaparecido”

En otro pasaje de la misma publicación, pág. 88,  hace la siguiente referencia al desaparecido pueblo de San Quirce de Humada

SAN QUIRCE DE HUMADA

Así le llama D. Pedro I en el referido libro de las Behetrías, pero su padre Alfonso XI en el privilegio tantas veces citado solo dice San Quirce. No hemos encontrado más datos que estos dos para demostrar el Señorío de del Hospital sobre este lugar: a nuestro juicio solo debió pertenecerle el pequeño pueblo de Humada que está a 10 leguas de Burgos y tres y media de Villadiego, según referencia del Libro Tomo del Hospital del Rey, pág 573, en que consta la existencia de un privilegio de Alfonso X defendiendo el derecho del Hospital sobre el monte de dicho lugar. Tampoco el P. Curiel hace mención de este lugar, quizá en este tiempo ya no pertenecía al Hospital, sin que sepamos la causa. Según el libro de las Behetrías, estaba enclavado en la merindad de Villadiego, y hablando del él dice: “ Sant Quirce de Humada. Este logar es del Hospital del Rey, cerca de Burgos. Derechos del rey: Pagan al rey monedas e servicios quando los echa. Derechos del Hospital: Dan cada año por infurción el dicho hospital de cada casa una fanega e quatro celemines de cevada e quatro dineros, e quel dan por martiniega cada año cien maravedís”

Hasta aquí el texto literal, hago un par de aclaraciones para explicar algunas de las palabras que aparecen en el texto:

Infurción;  tributo, en dinero o en especie, que se pagaba al señor de un lugar por razón del solar de las casas.

Martiniega: impuesto que se pagaba por San Martín, de ahí el nombre de martiniega.

En el texto se hace referencia al privilegio que el Rey Alfonso X hace al Hospital sobre el monte de dicho lugar. ¿Será el término conocido como “montelrey” en el límite con San Martín de Humada?

Centrándonos en el tema ¿podría ser este el origen de la renta que se paga por las “tierras del hospital”?

Expongo a continuación el acta del Concejo de la Junta Vecinal de Humada celebrado el día 26 de marzo de 1983, en el que se acuerda el arrendamiento de dichas fincas a dos vecinos de Humada

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